sábado, 30 de junio de 2018

Queridos revisores de revistas peer review…


Queridos revisores de revistas peer review…
Me gustaría dirigirme a vosotr@s que, de forma altruista dedicáis vuestro tiempo libre a la lectura y corrección de artículos de las diferentes revistas para las que colaboráis. El motivo es que soy conocedora de primera mano del esfuerzo que realizáis para seguir nutriendo la producción científica en materia de cuidados, pues colaboro como revisora en distintas publicaciones, como Archivos de Bronconeumología o la Revista de la Asociación Española de Enfermería del Trabajo.
Reconozco y admiro vuestra labor pues ser revisor no es una tarea fácil; requiere de unos amplios conocimientos sobre la temática del artículo a revisar, así como un bagaje como autor de distintas publicaciones, nociones sobre metodología de la investigación y lectura crítica de artículos. A ello hay que añadir que se trata de una labor altruista en la que la capacidad de síntesis y concreción es crucial para que los futuros autores sepan plasmar las sugerencias en sus trabajos.
Sé que publicar supone muchísimo esfuerzo y dedicación, no solo para plasmar en un artículo el trabajo de meses o años, sino también para pasar los interminables filtros que presentan las revistas científicas de enfermería con las revisiones peer review. Y lo sé porque lo vivo en mis propias carnes y a lo largo de estos años, he tenido todo tipo de experiencias a ambos lados de la barrera del proceso de publicación: ¡como autora y como revisora!
Como autora, creo que una de las anécdotas más divertidas es cuando contraté a una traductora norteamericana (enfermera a su vez) para que revisara un artículo que quería publicar en una conocida revista peer review de una Asociación norteamericana. Una vez finalizada la revisión, envié el artículo a la revista y, cual fue mi sorpresa, cuando se consideró rechazado por errores en el idioma inglés! Rápidamente contacté con la traductora profesional, quien no podía creer que desde una revista le dijeran que no sabía hablar su lengua materna siendo norteamericana y traductora profesional, además de desconocer el lenguaje científico de los cuidados siendo enfermera!
En aquella ocasión, los revisores incluso incluyeron correcciones en frases y la traductora norteamericana insistía en que esas correcciones no eran correctas y habían sido realizadas por no-angloparlantes… De hecho, se negaba a materializar esas correcciones en el artículo.
Como conclusión, la recomendación de la revista era contratar su propio servicio de traducción, si bien eso no garantizaba la publicación del trabajo y la cifra ascendía a varios cientos de dólares, al considerar que la temática y el artículo eran muy interesantes para la enfermería y merecía ser publicado.
¡Os podéis imaginar qué lío después de años de trabajo y una tesis doctoral!
En relación a este caso, a los autores os lanzo una pregunta: ¿Es preferible modificar el artículo aunque las correcciones de los revisores no sean correctas o no publicar tu trabajo en esa revista? Qué gran dilema…
Y a los revisores, entre los que me incluyo, una recomendación: por favor, seamos cautos y respetuosos con los trabajos de nuestros compañeros. Hagamos solamente las recomendaciones de las que estemos totalmente seguros y concretando aquellos aspectos que realmente deben ser modificados desde un punto metodológico para que el artículo realmente tenga el valor que merece. No seamos ridículos con las recomendaciones; seamos constructivos y conscientes del valor y la evidencia científica de la investigación en cuidados.
¡Muchísimas gracias!